La morosidad que sufren las empresas en el pago de las facturas que emiten se ha estabilizado a comienzos de año y se mantiene en máximos desde 2020. Al mismo tiempo, las compañías siguen reduciendo los periodos de pago para acelerar el cobro y evitar así que la inflación devalúe los recibos pendientes. Todo ello en un contexto en el que las subidas de tipos de interés ya se notan en las cuentas de las empresas, que pagan ahora el doble por financiar su deuda que el año pasado.
Estas son algunas de las conclusiones más destacadas del Observatorio de la morosidad Cepyme que la patronal de las pequeñas y medianas empresas españolas ha presentado donde se observa que si bien la morosidad se incrementó en términos interanuales en el primer trimestre, se ha mantenido estable en niveles próximos a los que se registraban en 2020.
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