
Según unas declaraciones extraídas de la Televisión Central China del pasado domingo, las autoridades locales han comenzado a tomar muestras anales de los residentes de aquellos barrios de Pekín en los que se han confirmado casos de COVID-19. Una prueba que, según cuentan, puede incluso aumentar la tasa de detección de personas infectadas.
Defienden que los rastros del virus que se encuentran en el ano pueden durar más que en el tracto respiratorio. El método en cuestión implica la inserción de un hisopo de algodón de unos dos o tres centímetros empapado en solución salina en el ano. Después de varios segundos, en los que se recogen restos de heces, los especialistas sanitarios analizan la muestra para detectar rastros activos del virus.




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