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Una tormenta de invierno, que dejó un palmo de nieve en Seatle, Estados Unidos, no impidió a una mujer de noventa años acudir a su cita para la primera dosis de la vacuna contra la covid-19. La nonagenaria Fran Goldman, caminó seis millas (casi diez kilómetros) para recibir la inyección.

Finalmente consiguió un hueco para vacunarse el pasado domingo por la mañana, pero una fuerte tormenta que tuvo lugar en la región durante el viernes y el sábado hizo que las calles de la ciudad se convirtiesen en un paisaje invernal lleno de bancos de nieve.

Goldman no iba a desperdiciar su oportunidad para vacunarse, así que se puso unos pantalones de lana y una camisa de manga corta para que la enfermera pudiese ponerle la vacuna más fácilmente. Encima de eso, se colocó más capas: una sudadera de lana, un abrigo largo y una chaqueta impermeable.

También se puso unas botas de nieve, cogió sus palos para andar y se aventuró a las nevadas calles de su ciudad. La estadounidense llegó a su cita tan solo cinco minutos tarde. Su hija, Ruth Goldman, quien vive en Nueva York, no se sorprendió con lo que hizo su madre y asegura que a su familia “le encanta estar en la calle”.

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