
Isabel Díaz Ayuso logró anoche un incontestable triunfo con repercusiones políticas que traspasan las fronteras de la Comunidad de Madrid. La presidenta madrileña y candidata del PP barrió a todos sus rivales y se hizo con 65 escaños y casi el 44,7% de los votos. Son 35 actas y 22 puntos más que hace apenas dos años, cuando se presentó por primera vez.
El PP consiguió revertir la tendencia a la baja que mantenía desde 2011 en la Comunidad, y logró teñir de azul los 21 distritos de Madrid capital y 177 de los 179 municipios madrileños.
Su resultado frenó el ascenso de VOX, hizo desaparecer del mapa madrileño a Ciudadanos, y asesta un duro golpe a la izquierda, en especial a los partidos del Gobierno central: el PSOE queda noqueado tras caer a mínimos históricos y verse relegado a la tercera plaza por primera vez, mientras que, en Unidas Podemos, Pablo Iglesias anunció la renuncia a todos sus cargos, tanto públicos como orgánicos.
Además, obtuvo el mejor dato absoluto de la historia en votos, con 1,6 millones, aupado por una participación que marcó un récord: acudieron a las urnas 3,6 millones de ciudadanos, el 76% de los llamados a votar (doce puntos más que en 2019). Hasta ahora, el porcentaje de participación nunca habría superado el 70% en unos comicios autonómicos, y las elecciones de ayer hicieron saltar por los aires la máxima de que la movilización beneficia a la izquierda.
Así las cosas, sólo Más Madrid tuvo algún motivo para la celebración en el bloque progresista: la formación, que nació hace apenas dos años capitaneada por Íñigo Errejón, gana cuatro escaños –pasa de 20 a 24– y se convierte en la segunda fuerza de la Comunidad y la principal oposición a Ayuso. Su candidata, Mónica García, aseguró que aún tienen «margen de crecimiento» y subrayó que son la «alternativa de futuro».




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