
Siete meses después del inicio de la invasión rusa en Ucrania, las calles de varias ciudades rusas han entonado el “no a la guerra”. Los ciudadanos rusos han protestado en varios puntos del país por el anuncio de una “movilización parcial” de la población hecha durante el día de ayer por su presidente, Vladimir Putin.
Con un tono serio, las manos apoyadas contra la mesa y la mirada fija en la cámara, el mandatario ruso mandaba al frente a más de 300.000 compatriotas, que en los próximos días harán sus maletas y se dirigirán a la frontera. La medida ha provocado colas en varias fronteras del país y el colapso de los vuelos que salían desde Rusia.
Las protestas, que fueron anunciadas por la oposición rusa, han sido rápidamente reprimidas, saldándose con más de 1.000 detenciones. Las cámaras de la prensa internacional han sido testigo del constante flujo de asistentes siendo empujados hacia autobuses que, en cuanto se llenaban, ponían rumbo a las dependencias policiales.




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