
Cuando el pasado sábado se conoció la explosión que acabó con parte del puente de Kerch, que une Crimea con la Rusia continental, pocos dudaron de que fue un ataque ucraniano a una infraestructura crítica rusa y un golpe a su orgullo.
De hecho, altos cargos de Kiev no dudaron en celebrar la detonación del puente, pero ahora, uno de los asesores más cercanos de Volodimir Zelenski, ha dejado caer que pudo tratarse de un golpe interno ruso con el objetivo de debilitar a Putin. En sus declaraciones ha señalado que el servicio secreto ruso y las organizaciones militares privadas están en desacuerdo con el Ministerio de Defensa y están tratando de socavar la credibilidad de la cúpula militar rusa.
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