Una agente de Policía de Cuenca asesinó ayer a sus dos hijas, de 9 y 11 años, para después suicidarse. Compañeros suyos se alertaron al ver que la mujer no fue a trabajar y decidieron acercarse hasta su vivienda para ver qué sucedía. Llamaron a la puerta y al no obtener respuesta, forzaron la cerradura. Dentro de la vivienda se encontraron la trágica escena.
La agente estaba separada de su pareja y tramitando el divorcio. Un proceso “tormentoso” que le había llevado a enfrentarse con su expareja por la custodia. La mujer no tenía antecedentes por baja psicológica y al parecer, su comportamiento durante los últimos días había sido normal.
Sin embargo, ayer, poco después de las siete de la mañana, se escucharon cinco disparos en su casa. El cadáver de la agente, en medio de un charco de sangre, todavía portaba en su mano derecha su arma reglamentaria. Muy cerca, los cuerpos sin vida de las dos niñas presentaban sendos disparos realizados a corta distancia. El médico de urgencias y la ambulancia que acudieron al lugar solo pudieron certificar la muerte de las tres.




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