
Pasó de cuidadora a okupa en tan solo mes y medio. Pilar, la anciana a la que cuidaba, de 70 años, falleció en su casa del municipio madrileño de Leganés el pasado 30 de marzo, en pleno confinamiento, y ella, lejos de avisar a sus hijas de lo sucedido, se encargó de gestionar con la funeraria su traslado e incineración para poco después quedarse en la casa.
Además de okupar la vivienda, la mujer reclama a las hijas y herederas de Pilar 15.000 euros para marcharse.
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