
Una funeraria de Tehuacán, en el estado de Puebla, está en el punto de mira después de que sacaran de su ataúd el cuerpo de un fallecido, un joven de 19 años, porque su familia, de origen indígena y con pocos conocimientos del castellano, no podía pagar el sepelio.
Los familiares estaban velando al chico, que falleció de muerte natural, en su propia casa. Cuando llegaron los responsables de la empresa funeraria, exigieron el pago de los servicios por algo más de 140 euros. La familia logró reunir 900 36 euros, pero la empresa no aceptó, por lo que sacó el cuerpo del finado, lo depositó en el suelo, y se llevó el ataúd para usarlo en otro funeral.
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