La primera ministra británica, la conservadora Liz Truss, se encuentra desde ayer bajo presión por parte de la oposición y buena parte de sus diputados para que dimita, después de haber tenido que desmantelar su plan fiscal por el caos provocado en los mercados financieros.
La dirigente ‘tory’, que asumió el cargo el pasado 6 de septiembre, se reunió con sus ministros y con su grupo parlamentario en la Cámara de los Comunes, muchos de cuyos miembros han puesto en cuestión su liderazgo.
Truss ganó las elecciones internas para suceder a Boris Johnson gracias al voto de las bases con la promesa de rebajar los impuestos para fomentar el crecimiento, una estrategia que se ha visto obligada a revertir ante las críticas recibidas, con el consiguiente golpe a su autoridad.




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